Me encontré con un endemoniado

El día 31 de octubre (2021) al atardecer, decidí salir a dar una caminata porque el día estaba muy bonito, y mi madre fue conmigo. Después de que el sol se ocultó, decidimos volver a casa, y pasamos por una calle muy oscura y sola, al lado de una iglesia católica. No había nadie en esa calle. Nos salió al encuentro un hombre que actuaba extraño, preguntándonos direcciones para llegar a la estación de trenes. Como vivo en un país cuyo idioma no hablo completamente, tuve dificultad en explicarle cómo llegar, y le pregunté al hombre si hablaba inglés, a lo que respondió que no. Le traté de explicar con dificultad varias formas de llegar, pero no me entendía.

Me empezó a decir cosas que nadie que se encuentre bien diría. Me dijo que tuvo un mal día, que se sentía mal, entre otras cosas que no entendí por la barrera del idioma, pero el hombre hablaba mucho. Dijo que algo malo le había pasado hace dos meses, pero no pude entender qué era. Decía muchas cosas que no eran relevantes en absoluto para la conversación. Ya en ese punto me dí cuenta que el hombre estaba trastornado, porque nadie va por la calle contándole su vida a gente desconocida. El hombre no se veía borracho, ni tenía mala apariencia física; sino que estaba bien vestido, pero estaba confundido y se notaba atormentado. A pesar de todo esto, yo trataba de ayudarlo a darle la dirección que me pedía, pero él no lograba entenderme, cosa que me parece rara porque tampoco es que yo hable tan mal el idioma. Puedo hacerme entender, pero él no me entendía.

Después, frustrado de que no nos entendiéramos, decidió irse. Pero antes de irse me dijo algo que no me esperaba en absoluto. Me dijo que Satanás le había hecho algo malo. ¿Qué le hizo? Lastimosamente no pude entenderle. Me dijo, o lo que pude entenderle: "Satanás me" *no entendí qué*, "Satanás, el diablo. ¿Me entiendes? ¿Sabes de lo que hablo?". Asentí con la cabeza. Para mí fue claro que estaba endemoniado, a pesar de no saber qué es lo que el diablo le había hecho exactamente, era demasiado claro y obvio que estaba endemoniado.

Sabía lo que tenía que hacer. Sabía que el nombre de Jesús es nombre sobre todo nombre, y que ante su autoridad los demonios huyen. Sabía que debía reprenderlo en el nombre de Jesús y ordenarle al demonio que saliera de él, y entonces el demonio lo dejaría. Pero... No lo hice. Cosa de la que me arrepiento muchísimo. No sé qué me pasó. Era primera vez que algo así me pasaba, y no me lo esperaba en absoluto. No todos los días te encuentras un endemoniado, y éste es el primero que ví (o reconocí) en persona. Pude haber librado a ese hombre del espíritu que lo atormentaba, pero no sé qué me pasó. No sé si tuve miedo, o si dudé en mi fé; pero me arrepiento de no haberlo hecho. Mi madre tampoco hizo nada porque ni si quiera entendía lo que el hombre decía, en absoluto.

Después de eso, el hombre se fue, y siguió su camino. Luego de haber caminado unos pocos metros, se volteó y nos dijo que fuéramos con Dios. Espero se encuentre bien. Espero que el Señor tenga misericordia de él, y lo libre del demonio que lo atormenta, para que nunca más vuelva. Sé que no necesito estar frente a él para poder librarlo en el nombre de Jesús, porque sólo basta que Jesús diga la palabra y el demonio lo dejará al instante. Sin embargo me arrepiento enormemente de no haberlo hecho cuando estaba frente a mí, porque era la oportunidad perfecta para que el hombre conociera quién es su Señor y su libertador. Sé que se cruzó en mi camino con un propósito, pero no cumplí el propósito. Tuve miedo, me puse nervioso y me bloquée. Espero en su caminar pueda encontrarse con otro varón de Dios que pueda hacer lo que no hice, y pronunciar las palabras que no pronuncié; que en el nombre de Jesús el demonio lo deje. Así le pido a Dios que suceda, para que ese hombre conozca el nombre que es sobre todo nombre.

Y a quien sea que esté leyendo esto, le pido que ore por aquél hombre, para que Dios pueda librarlo de su tormento, y llevarlo por sus caminos. Por favor, oren por él. Y también les pido que oren por mí, que dudé y no tuve el valor de hacer lo que debía hacer. Que Dios me dé las fuerzas y la confianza en Él, y la fe, para poder desatar y romper las cadenas de Satanás en el poderoso nombre de Jesús; para que si se repite una situación similar pueda hacer lo que tenga que hacer. Que Dios los bendiga y los guarde.